lunes, 11 de octubre de 2010

El sábado tuvimos comidita de las académicas del gin-tonic (nueva denominación de LaPuchus)  y terminamos, como siempre, o como casi siempre, en La buena vida. Recolección: 

Peli: Grupo salvaje, de Sam Peckinpah.
Libros: Locuela, de Carlos Labbé y Cosas que los nietos deberían saber, de Mark Oliver Sverett. He empezado con este último:
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"La vida está llena de hermosuras impredecibles y sorpresas extrañas. A veces, la belleza me supera y no sé cómo afrontarla. ¿Conoces la sensación? ¿Cuando algo es demasiado hermoso? ¿Cuando alguien dice algo o escribe algo o toca algo que te conmueve hasta las lágrimas, o que llega incluso a cambiarte? Está bien cuando un no creyente tiene que cuestionar sus propias dudas. Quizá fuera eso lo que me condujo de entrada a la música. Parecía magia. Bastaba con añadir música y ya era capaz de trascender la lamentable situación de mi entorno, y convertirla incluso en algo positivo"
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"Lo que me encanta de John Lennon (y de Elvis Presley, ya que estamos) es que era gente muy insegura, y eso para mí es lo que los hace artistas absolutamente humanos. Por mucho aplomo que le echasen, al final siempre tenías la sensación de haber experimentado algo real, algo humano. Pon cualquier disco de Elvis, incluso uno de los peores (especialmente uno de los peores) y oirás cómo cada inflexión rezuma inseguridad. Eso es algo que los artistas de hoy ya no transmiten. Están ocupadísimos dándoselas de duros" 
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Mark Oliver Everett, Cosas que los nietos deberían saber (presentación de Rodrigo Fresán, Traducción de Pablo Álvarez Ellacuria), Editorial Blackie Books, Barcelona, 2009

2 comentarios:

  1. ¡Cómo me alegro, Ana! Porque vi tu entradita de hoy en el feisbuq y no supe qué poner. Espero que tu cachorrita humana vaya mejor y que la rueda de la Fortuna comience a girar en positivo...

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