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sábado, 12 de enero de 2013

Y sí, disfrutaré... Os lo prometo.

No me resigno. Y sigo y sigo. Y si
caigo, gozosamente en pie, prosigo
y sigo. Si queréis seguirme,
ahincad el paso y escuchar el mío.

Eché la noche por la borda. Al borde
del vértigo, viré y cambié de sitio.
Hoy hilo, hilo a hilo, la esperanza
a ojos cerrados, sin perder el hilo.

Allá voy voceando paz (a pasos
agigantados, avanzando a brincos
incontenibles). Si queréis seguirme,
ésta es mi mano y ése es el camino.

Blas de Otero, «Virante», en Ancia, Madrid, Visor, 2000

Y... Paco Ibáñez en 2009, en la Autónoma (¡bien!), cantando a Blas de Otero: Me queda la palabra. Y el domingo 13 en el Arriaga de Bilbao... Y punto pelota. Y retírense, vacas, que la vida es corta...


viernes, 11 de enero de 2013

Mañana, a Bilbao. De los nervios. Necesidad. Ilusión. Ganas. Alegría. Desasosiego. Y de Bilbao, Blas. Blas de Otero, por supuesto. En el bolso (no en la maleta, no: en el bolso, bien cerquita...) Ancia. Obvio...
 
Quiero encontrar, ando buscando la causa del sufrimiento.
La causa a secas del sufrimiento a veces
mojado en sangre, en lágrimas, y en seco
muchas más. La causa de las causas de las cosas
horribles que nos pasan a los hombres.
No a Juan de Yepes, a Blas de Otero, a Leon
Bloy, a César Vallejo, no, no busco eso,
qué va, ando buscando únicamente
la causa del sufrimiento
(del sufrimiento a secas),
la causa a secas del sufrimiento a veces...
Y siempre vuelta a empezar.
 
Me pregunto quién goza con que suframos los hombres.
Quién se afeita a favor del viento de la angustia.
Qué sucede en la sección de Inmortalidad
cuando según todas las pruebas nos morimos para siempre.
Sabemos poco en materia de sufrimiento.
Estamos muy orgullosos con nuestro orgullo,
pero si yo les arguyo con el sufrimiento no sabén qué decirme.
Mire usted en la guía telefónica,
o en la Biblia, es fácil que allí encuentre algo.
Y agarro la biblia telefónica,
y agarro
con las dos manos la Guía de pecadores..., y se caen al suelo
                                                                       [todos los platos.
Desde los siete años
oyendo lo mismo a todas horas, cielo santo
santo, santo, como de Dios al fin obra maestra!
 
Pero, del sufrimiento, como el primer día:
mudos y flagelados a doble columna. Es horrible.
                       
Blas de Otero, «Encuesta», en Ancia, Madrid, Visor, 2000