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martes, 29 de octubre de 2013

Nuevo blog de David González. ¡Bien!

lunes, 29 de abril de 2013

¿Quién no ha tenido la fantasía de morirse y ver el dolor de la gente con la que, en ese momento, está enfadado? Y pensar: ahora os fastidiáis y os quedáis con el remordimiento...

Pues bien. Pensemos en Lo que importa

no importa
que nadie llore
tu muerte:

importa esto:

que la vida
te sonría:

David González, Disociados. Antilogía (prólogo de Gsús Bonilla y José Ángel Barrueco), Madrid, Ya lo dijo Casimiro Parker, 2013

martes, 16 de abril de 2013

              mientras  leo que
           
               en el real monasterio
              de san lorenzo
              de el escorial
              había una sección concreta
              de libros prohibidos
              que para evitar
              que alguien
              pudiera leerlos
              habían sido
              cosidos (1)

              la imagen que me viene
              la visión poética
              si se puede decir así
              es la de unas manos
              agujas de verdugado
              hilo de bramante
y            los labios
              de cualquiera de nosotros.

(1): Historia criminal del cristianismo. Karlheinz Deschner

David González, Algo que declarar. Poesía de no ficción, Madrid, Bartleby Editores, 2007

miércoles, 13 de marzo de 2013

Alarido
In memoriam Vachel Lindsay


He nacido de la chusma.

Escuchad mi sueño de oro.

Humillaré al orgulloso.
Humanizaré al fuerte.

He nacido de la chusma.

Escuchad mi sueño de oro.

Nunca más penas y sudor.
Nunca más una sucia prisión.

He nacido de la chusma.

Escuchadme.

Soy el sueño del arroyo.

David González, en Disociados (prólogo de Gsús Bonilla y José Ángel Barrueco), Madrid, Ya lo dijo Casimiro Parker, 2013.

lunes, 4 de marzo de 2013

El otro día leí una frase de Lacan a la que todavía sigo dando vueltas (pero que me encanta):

No he sido esto sino para llegar a ser lo que puedo ser.

Y hoy leo este poema de El Ángel en Disociados y, en mi particular tarambaneo, relaciono una cosa con otra...

Todo lo que venga valdrá la pena
Por muy duro que sea
Ya he tenido un sueño en mis brazos y eso es lo
único que importa

Y ya que empecé por Lacan, voy a ponérselo fácil a algún psicoanalista que pueda asomar la oreja por aquí (que no creo...). Un poema de David González que se titula El rompeolas (de su poemario Algo que declarar) y que también está recogido en Disociados...

             mi padre
          se levanta temprano cada mañana
          para ir a nadar
          para ir a nadar
          a la piscina municipal en invierno
y        a la mar del cantábrico en verano

          él se cree que así,
          me comenta mi madre, escéptica
          no se va a morir nunca

          desde la ventana del estudio
          donde me encierro a escribir
          desde por la mañana temprano
y        durante las cuatro estaciones
          puedo ver la playa de mi padre
          la arena que está pisando
y        si tuviese a mano unos prismáticos
y        forzara un poco la vista
          podría incluso, verle a él

          hace tiempo, años, que no le veo
          ni hablo con él
          ni siquiera por teléfono
          pero cuando luego
          retiro mi frente del cristal
y        acerco la silla
          apoyo los codos sobre la mesa
y        empiezo a escribir
          lo hago con la confianza
y        seguridad
          del que se sabe
          con las espaldas protegidas:

          su padre está ahí afuera,
          nadando

y        no se va a morir nunca

Excuso decir cómo recibe una este poema cuando lo recita David...


domingo, 3 de marzo de 2013

Un poema de El Ángel...


García Márquez siempre dice que las únicas personas que pueden entender sus libros son sus amigos. Seguro que, en lo más profundo, tiene razón. Por eso ahora diré algo para mis amigos: en la presentación de Disociados, estuvo Alberto García-Alix. Esta yo allí con una birrita en la mano cuando, de repente, miro a la izquierda y lo veo. Y, nada, allí seguí, escuchando al gran David y sin que se me moviera un pelo... La presencia de David (su fuerza rabiosa y amigable) neutralizó mi obsesión albertiana...
 
Lo cuento ahora porque ahí va (después del poema), una foto suya. Tanto el poema como la foto tiene que ver con el tiempo, aquel tiempo... con mi tiempo. En ella aparecen El Ángel y Ana Curra (que también estuvo en la presentación). Nunca participé de la Movida, lo mío fue siempre más solitario pero sé de lo que hablan. Sé de qué lado estoy...
 
Pues eso, un poema de El Ángel...
 
Los que me quieren dicen que todavía soy joven, pero ya llevo mucho
       tiempo escribiendo
tengo treinta y dos gloriosos años sobre los que hacerlo
hasta ahora únicamente se habían enterado mis amigos
bien, vamos a ponerle remedio
 

Todo esto es sólo una parte de mi vida
hay otras sobre las que no he querido hablar
o no he podido
o no he sabido
o no he tenido tiempo
o no he tenido ganas
(A veces soy un perro y mi esqueleto pesa enormemente)
 

Estos libros no son libros
son navajas, bisturíes, guadañas, cuchillos
cortan
se fueron redactando por necesidad
son la justificación de todo y no pretenden justificar un carajo
son tres pájaros enjaulados pidiendo a gritos salir en libertad
 

Yo quiero que lo hagan
que se vayan
que recorran mis antiguos cielos y que no permitan que nada de lo que
       pasó se olvide
sería demasiado mezquino

 
Estos son los libros y contienen ternura y depravación, rock’n roll
       y celestiales mujeres

 
Tras ellos hay un individuo y toda una generación
 

Estos son los libros y en ellos se vive y se muere
se ríe
se llora
se mea
se caga
se echan polvos
se traiciona
se vomita
se miente
se hiere
sea agoniza
se sublima la ternura
se maldice
y, ante todo, se relatan historias acerca de un magnífico montón
       de gente que en una gran proporción ya no se encuentra
       entre nosotros

 
En estos libros se ama

 
Por encima de todas las cosas

 
En estos libros se pierde pero no se agacha la cabeza

 
Estos son los libros y son para ti

 
(Si te gustan ya sabes de qué lado estás)

 
«Estos son los libros» es un poema de El Ángel recogido en la antilogía Disociados (prólogo y presentaciones iniciales de Gsús Bonilla y José Ángel Barrueco), Madrid, Ya lo dijo Casimiro Parker, 2013. Por cierto, que el prólogo se titula ¿Me estás hablando a mí? Cinematográficus somos...

[Alberto+García+Alix+Ana+Curra+y+el+Ángel+(1994).jpg]

El Ángel y Ana Curra (fotografía de Alberto García-Alix, 1994)
 
La fotografía es de Carlos Salem y la he robado del feis de José Ángel Barrueco...
 
Hago un alto en el trabajo para soltar un poco de la emoción que me produjo la presentación de Disociados...
 
David hizo vibrar el acero.
 
Uno de sus poemas incluidos en la Antilogía...
 
las manos
 
me decían mis padres
antes de sentarme
a la mesa a comer
 
lávate bien
las manos
 
no alcanzaban
a comprender
que los niños
las tenemos siempre
limpias
 
De su poemario Algo que declarar (Bartleby, 2007)
 
 

martes, 16 de octubre de 2012

somos

agua
pero todavía morimos
de sed

aire
pero aún no sabemos
como elevarnos

fuego
pero incapaces de dar
calor

tierra
pero nos asusta
volver a ella

somos dioses
con complejo
de hombres
                                         
David González (ahora David de San Andrés), «El quinto elemento», Algo que declarar, Madrid, Bartleby, 2007

 

domingo, 11 de marzo de 2012

Pero esto sólo me pasó a mí...

La primera vez que oí y vi a David González fue en la Semana Negra de Gijón (debía de ser 2001 o 2002...). Y no hice caso, porque lo presentaron como poeta social. Como a mí los apellidos en poesía me producen sarpullido, no lo leí. ¡Toma filología!...

Después un amigo lo invitó a una lectura en Madrid, a la que no asistí porque me parecía que David realizaba una exhibición innecesaria de sus tatuajes carcelarios y a mi eso me parecía una (pobre) provocación... Pero, en aquel momento, el virus filólogo (o tal vez fuera tan sólo la más humana curiosidad o, más simplemente todavía, que las cosas que tienen que pasar pasan y que nada llega la víspera) se hizo presente y... compré un libro de David González (En las tierras de Goliat), leí «La autopista». Y me entraron ganas de darme cabezazos contra la pared por prejuiciosa, pero sobre todo por haberme perdido lo que, en aquel momento, me pareció una interesantísima forma de expresión. Me encanta, por ejemplo,  la utilización de la conjunción copulativa y cortada por espacios en blanco que, al mismo tiempo que niegan su función de unir, la hacen más intensa. Paradoja de las paradojas, ya, pero... así lo siento. Tal vez esté equivocada... El quiebro en las palabras que es expresión de la duda, la rabia o el amor (según el caso).

Desde entonces lo sigo y, por supuesto, no me pierdo sus lecturas en Madrid. El otro día les leí a mis alumnos «TNT» (aprovechando que estábamos dando el Modernismo, jejeje...). Y les gustó. Mucho (tampoco era la primera vez que lo escuchaban, porque les había leído antes otros poemas de él). Tras el significativo silencio que se produjo (que mira que ya es...) dijeron varias cosas:

Dn: ¿Y éste está vivo?
D: Claro, y ahora nos dejas a nosotros así...
J: A mí éste me gusta más que Rubén (Darío, claro)
A: Es que tiene más que ver con lo que nos pasa a nosotros...
Varios: Lee otro, profe, por favor...

Y les dije que era amigo mío y que vendría a finales de mes a presentar el libro y que yo le preguntaría si podría venir al insti a leerles algunos poemas... Así que nada, aquí me ven, usando y abusando de la conjunción copulativa y...

Y cómo ha crecido y cómo crece David en cada nuevo poemario...

de escapulario

          escalera real de color:

         esa es la mano
         que todos pretenden:
         a la que todos aspiran:
         nosotros también:

         escalera real de color:

         le pedí tres naipes al crupier
y       los miré sin pestañear:

         diabetes insulinodependiente:

         malditismo poético:


y       pobreza de medios y recursos:

         desde entonces, ya no aspiro:
         espero
         al pie de la escalera

         otra mano:

         ¿la tuya:




he aquí tu mano que surge de los escombros:
margaret atwood

David González, No hay tiempo para libros (Nadie a salvo), Madrid, Origami, 2012

... Y una entrevista que le hizo Sofía Castañón en El sillón Voltaire...

martes, 28 de febrero de 2012

       yo lo único que sé
       es que quiero escribir sobre Musa:
       en qué circunstancias la conocí y dónde:

       en el marino's:
       un bar de copas de mi barrio: cimavilla:
       en el que ella tenía su sitio
       del otro lado de la frontera del mostrador:
y     al que entré una noche a primera hora:

       había quedado en verme allí
       con un empedernido coleccionista de tebeos:
       dibujante también en su tiempo libre:
y     que en principio iba a dibujar las viñetas
       de uno de mis primeros relatos:
       la máquina de coser:
       así que estoy hablando del año 97, 98:

       cuando el coleccinista: cuarenta y muchos:
       falleció de cáncer de pulmón:
       ni tan siquiera los familiares más allegados:

y     esto da una idea de su carácter y entereza:

       ni tan siquiera sus familiares más allegados
       tenían conocimiento alguno de su enfermedad:

       solo se lo confió a los héroes de sus tebeos:

       al salir del marino's, dos rondas después:
y     sin pensar ni por lo más remoto
       que aquella sería la última vez que le viese:
       al salir del marino's, ya en la calle:
       mientras me alejaba hacia la plaza del marqués:
       escuché que alguien: por la voz una mujer:
       me llamaba a gritos:
       por mi nombre de pila
y     no poeta, como ya me decía alguna gente:

       ¡david: ¡eh, david!
       ¡espera: ¡esérame un momento: ¡espérame!

       me di la vuelta para ver de quién se trataba:

       de Musa: sí: la del marino's: que me preguntó:

       ¿me dejas que te de un beso:
       ¿me dejas que te lo de: ¿puedo:

       sí, claro, pero antes quiero saber
       cuál es el motivo por el que quieres dármelo:

       por ese poema que has escrito: el del perro

       ¿el mejor amigo:

       ese: ese: sí: ese: se sale: es buenísimo:

       entonces Musa me abrazó y me dio no uno:
       sino dos: dos besos: uno en cada mejilla:

       el otro, dijo, porque eres un poeta de puta madre:

       no cuento esto por vacilar: LO CUENTO
       porque ayer: 11 de marzo de 2010: a la una
       en punto: paco: el del tnt: me dijo:

       ¿te enteraste de lo de Musa:

¿y   de qué tenía que enterarme:

       QUE MURIÓ

       me entraron respigos por todo el cuerpo:
       las lágrimas acudieron en auxilio de mi dolor:

       ¿cómo que murió: ¿pero de qué:

       tumor cerebral:

       yo lo único que sé
       es que Musa solo tenía 42 años:

                 Musa solo tenía 42 años joder:

                                         42:

y     que quería escribir algo sobre ella: solo eso:




canta por mí, que no he sabido nunca más que hablar:
dalida

David González, No hay tiempo para libros (Nadie a salvo) (prólogo de Ainhoa Sáenz de Zaitegui), Origami, 2011

Esta noche he soñado con el Abus y sí, LaMoni, Raco, Mar... Vivo y con camiseta negra...

sábado, 25 de febrero de 2012

Forges, hoy, en El País (y varias cosas).

En la boca del estómago...

Miscelánea de la realidad, digamos... ¿O no? No, pensándolo mejor... Es todo lo mismo, tiene el mismo origen. Tendremos que ir a por el origen...

Punto número 1: Forges, hoy, en El País.


Punto número 2: Una entrevista muy interesante ayer: aquí. Estupenda reflexión sobre la lectura.

Punto número 3: Ahora que han jubilado a muchos periodistas «viejos», que han despedido a unos cuantos veteranos y que han convertido el periodismo en general en agencias de comunicación sin fondo crítico, que la Mari So se plantea tirar la toalla, que LaMoni lucha contra el léxico de la química, que cierra Público (Se acabó, de Isaac Rosa), que la ofensa gana espacios, habrá que rearmarse como sea porque ya sabemos (nosotros sí lo sabemos) lo que pasa:

no
arrojes
nunca
la toalla:

no la arrojes nunca:

luego
tendrás
que agacharte
a recogerla:


 
¿qué vas a hacer:
varlam shalámov
.
El poema se titula «contra las cuerdas», es de David González y pertenece a su último poemario (con un título que también...): No hay tiempo para libros (Nadie a salvo) (prólogo de Ainhoa Sáenz de Zaitegui), Origami, 2011. Tenía muchísimas ganas de leerlo, pero con estos horarios endiablados que tengo este año, me ha resultado difícil concertar la entrega con la empresa de envíos, así que, al final, les dije que me lo dejaran en El andariego, el bar de la esquina (una pequeña isla, un lugar donde reír con amigos desde que cerraron Kiebro lavapiés...)