Mostrando entradas con la etiqueta Antonio Gamoneda. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Antonio Gamoneda. Mostrar todas las entradas

lunes, 14 de julio de 2014

Quizá me sucedo en mí mismo. No sé quién pero alguien ha muerto en mí. También ayer olía la desaparición y estaba amenazado por la luz, pero hoy es otro el cuchillo delante de mis ojos.
 
 
 
No quiero ser mi propio extraño, estoy entorpecido por las visiones. Es difícil
 
 
poner luz todos los días en las venas y trabajar en la retracción de rostros desconocidos hasta que se convierten en rostros amados y después llorar porque voy a abandonarlos o porque ellos van a abandonarme.
 
 
Qué
 
 
estupidez tener miedo al borde de la falsedad y qué cansancio
 
 
abandonar la inexistencia y
 
 
morir después todos los días.
 
Antonio Gamoneda, Arden las pérdidas

lunes, 2 de diciembre de 2013

«Yo no sé lo que sé hasta que no me lo dicen mis propias palabras»

Antonio Gamoneda

jueves, 21 de noviembre de 2013

Tres poemas de Antonio Gamoneda... (bueno, cuatro)

MADRE: quiero olvidar
esta creencia sin descanso. Nadie
ha visto un corazón habitado:
¿por qué este pensamiento irreparable,
esta creencia sin descanso?

Estar desesperado,
estar químicamente desesperado,
no es un destino ni una verdad.
Es horrible y sencillo
y más que la muerte. Madre:
dame tus manos, lava,
mi corazón, haz algo.



YA

no hay más pasión que la indiferencia. Sé

que el destino se opone a la eternidad. No haya pues

destino ni eternidad.

                                 Sin embargo,

alguien gime en la habitación. Aún

la desaparición no es perfecta.


No

cesa la ebriedad, no viene

la lucidez, sin esperanza.




PUSE mis manos en un rostro y las retiré heridas por el amor.
Ahora,

el olvido acaricia mis manos.



Hace tiempo que estoy entristecido
porque mis palabras no entran en tu corazón.
Muchos días estoy entristecido
porque tu silencio entra en mi corazón.

Hay veces que estoy triste a tu lado
porque tú sólo me amas con amor.
Muchos días estoy triste a tu lado
porque tú no me amas con amistad.

Todos los hombres aman mucho la libertad.
¿Sabes tú lo que es vivir ante una puerta cerrada?
Yo amo la libertad y te amo a ti.
¿Sabes tú lo que es vivir ante un rostro cerrado?

Estos poemas pertenecen a poemarios de diferentes épocas que Antonio Gamoneda reunió en Esta luz (poesía reunida, 1947-2004), con epílogo de Miguel Casado, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2004.
 
Este libro me lo compré en la librería Rafael Alberti, un sábado en que fui a contar cuentos. Lo empecé a leer en la Plaza de España, al lado de la fuente, masticando la pena en forma de hamburguesa... Reconozco que Antonio Gamoneda ejerce en mí un extraño influjo. Sus poemas son pesimistas (en general), marcados siempre (casi) por cierta forma de dolor y melancolía... Sin embargo, a mí me sosiega, me transmite la certeza de que es posible la vida a pesar de.

Y así estamos.

jueves, 29 de marzo de 2012

Alegría de encontrarme con J2... Y este poema para ella. De Antonio Gamoneda (como buena psicoanalista, sabrás valorar la importancia del olvido del apellido. O no y tal vez eso sea mejor. O no...)

Amé las desapariciones y ahora el último rostro ha salido de mí.

He atravesado las cortinas blancas:

ya sólo hay luz dentro de mis ojos.

Antonio Gamoneda, Esta luz. Poesía reunida (1947-2004), Barcelona Galaxia Gutenberg/Círculo de lectores, 2004

lunes, 5 de marzo de 2012

Madre: quiero olvidar
esta creencia sin descanso. Nadie
ha visto un corazón deshabitado:
¿por qué este pensamiento irreparable,
esta creencia sin descanso?

Estar desesperado,
estar químicamente desesperado,
no es un destino ni una verdad.
Es horrible y sencillo
y más que la muerte. Madre:
dame tus manos, lava
mi corazón, haz algo.

Antonio Gamoneda, en Esta luz (poesía reunida 1947-2004), epílogo de Miguel Casado, Barcelona Círculo de Lectores, Galaxia Gutenberg, 2004