Sofía enmudecía y se retiraba, como si para seguir adelante tuviera que desaparecer.
Alan Pauls, El pasado, Barcelona, Anagrama, 2003 (regalo de Epo y Marta)
Leí esta novela con obsesión ese mismo año. Fue una de esas novelas que me dan la vuelta y por las que, de alguna manera, mi vida cambia. No, a pesar de que pudiera parecerlo, tampoco me ha pasado con tantas, tres o cuatro, como mucho...
Hice un curso en la Casa Encendida con Alan Pauls sobre diarios de artistas (Kafka, Warhol, Virginia Woolf...). Ojalá volviera, porque hay personas (autores, entre ellas) de las que sí merece la pena aprehender... ¿Él qué? Simplemente, su pertenencia al mundo, cómo ocupan un espacio, cómo se relacionan con las palabras, con la verdad, con la ficción, con los otros, consigo mismos...
Rímini creyó que el corazón literalmente se le daba vuelta y tuvo un atisbo leve, misericordioso, de todo lo que podía pasarle si por un momento, como el sereno del estudio, dejaba de vigilar y cedía al cansancio.