Una de las etimologías más hermosas que conozco: compañero. ¡Atención a los comentarios que, en este caso, son imprescindibles!
«Entonces los dos continuaron
lamentándose con frases entrecortadas y acento de desesperación. Esteban relataba
sus gestiones inútiles desde hacía una semana: ¿tendrían que morirse de hambre?
Pronto los caminos se verían llenos de gente pidiendo limosna.
—Sí —decía el viejo—, y esto
acabará mal; porque Dios no tiene el derecho de dejar morir así a sus hijos.
—No todos los días se come carne.
—¡Toma! ¡Si al menos se pudiera
comer pan!
—¡Es verdad; si hubiera siempre
pan!»
Emile Zola, Germinal