lunes, 11 de octubre de 2010

"Hubo un tiempo en que salí con la hija de un urólogo suicida. Todo iba muy bien hasta que una noche le canté una canción.
.....-Me gusta tu voz -me dijo- pero a veces cantas como un negro.
.....Y a veces llegas a momentos críticos a lo largo de tu vida en los que te das cuenta de que la persona con la que has estado paseando en coche, cenando y acostándote no es ni muchísimo menos la persona adecuada para ti. Para mí aquel fue uno de esos momentos. Dos cosas me pasaron inmediatamente por la cabeza:
.....1) Eres una persona repugnante e imbécil y no sabes las ganas que tengo de no volver a verte.
.....Y 2) ¡Gracias!
.....No pude evitar sentirme bien tras el comentario de aquella gilipollas racista sureña, porque con toda su ignorancia y grosería, me había dado a entender que musicalmente iba por el buen camino.
.....Debería haber pasado más tiempo con gays y con gente de inclinaciones artísticas, o con cualquier otra persona inteligente y de ideas diferentes, pero no creo que hubiese nadie así, o al menos yo no lo conocía. Ojalá hubiera pasado más tiempo con gente interesada en las artes, o al menos con alguien capaz de estimularme intelectualmente. Pero el concepto mismo de estímulo mental me era completamente ajeno".
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"[...] en el instituto había muchos más chicos que en primaria, lo que significaba también que había mucha mala gente. Y la mala gente hace que tú te sientas también mal"
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Mark Oliver Everett, Cosas que los nietos deberían saber (presentación de Rodrigo Fresán, Traducción de Pablo Álvarez Ellacuria)

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