
«Mientras volvía para casa seguía pensando en las clases. Había una generosidad civil en la escuela pública, gratuita, que permitía estudiar a alguien como yo. Había crecido dentro de ella y no me daba cuenta del esfuerzo de una sociedad por llevar a la práctica ese cometido. La instrucción nos daba importancia a nosotros los pobres. Los ricos se habrían instruido de todas formas. La escuela daba peso a quien no lo tenía, lograba la igualdad. No abolía la miseria, pero entre sus muros permitía la paridad. La disparidad empezaba fuera» El día antes de la felicidad, Erri de Luca