A Carla, en una charla con amigos, se le ocurrió una boutade (esta palabra es de uno de los amigos, no de Carla, por supuesto): "Se puede coquetear con el suicidio, pero a la cama debe una irse siempre con la vida si no tiene Chanel nº 5 a mano"
.
Esa misma noche se enredó en un químico y blanco laberinto del que no pudo salir. Fue un capítulo más de su camino a la locura.