martes, 27 de julio de 2010


Soy mal público para mi memoria.
Quiere que continuamente escuche su voz,
y yo no dejo de moverme, carraspeo,
escucho y no escucho,
salgo, regreso y vuelvo a salir.
.
Quiere ocupar mi atención y mi tiempo por completo.
Cuando duermo le resulta fácil.
De día, depende, y eso le molesta un poco.
.
Me desliza insistente antiguas cartas, fotografías,
trata hechos importantes y sin importancia,
pone la mirada en paisajes inadvertidos,
los puebla con mis muertos.
.
En sus historias siempre soy más joven.
Es agradable, sólo que para qué seguir insistiendo en eso.
Los espejos me dicen otra cosa.
.
Se enfurece cuando me encojo de hombros.
Y, vengativa, me echa en cara todos mis errores,
graves, luego fácilmente olvidados.
Me mira a los ojos, espera a ver qué digo.
Al final me consuela con que pudo haber sido peor.
.
Quiere que viva ya sólo con ella y para ella.
De preferencia en una habitación oscura y cerrada,
y en mis planes hay siempre un sol presente,
nubes actuales, caminos en curso.
.
A veces estoy harta de su compañía.
Le propongo separarnos. Desde hoy y para siempre.
Entonces sonríe compasiva,
pues sabe que para mí también sería una condena.
.
Wislawa Szymborska, "Mi difícil vida con la memoria", en Aquí (traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano), Madrid, Bartleby Editores, 2009

3 comentarios:

  1. está muy bueno el texto
    me fascina que sea tan bipolar (:

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  2. saca a pasear tu memoria y tu desmemoria en una novela!!! YA!!!

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  3. Gracias por tu visita, Chocozombie. Bipolar suena demasiado a patología ¿no crees?... Habrá que buscar un lindo nombre para referirnos a estas contradicciones, paradojas...

    LaPuchus: tú no te preocupes que en cuanti se me ocurra una buena idea, tiro del hilo y te reescribo Cien años de soledad en un pispás...

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