De cómo aprobar una oposición y quedar para septiembre

Tras disfrutar hasta el fondo de la alegría, volvamos a la realidad (esta puta maquillada de verdad). Para comenzar en lo que estoy, les recomendaré un libro: Balas de plata, de Élmer Mendoza. A mí me lo recomendó el Profe y R. y yo suelo hacer caso a los maestros. Porque para eso les otorgo la dignidad de maestros que si no, de qué... Palabreros hay cientos, miles, estamos rodeados de "bla, bla, bla"... No hagan caso de los positivos comentarios de Arturo Pérez-Reverte (que a mí me echaron para atrás). Es una buena novela, una novela policiaca, interesante, bien trabada, poética, fluida, de un autor enfermo de literatura: "¿Indecisa? Ni lo piensen. Aunque sentía la cicatriz de ciertos besos, ejercía resuelta el aplomo de su hermosura"; "Al fondo la recámara del licenciado Bruno Canizales, el hombre de su vida, que es al único al que una mujer decente tiene derecho a matar sin remordimientos"; "Las calles de Mazatlán son angostas; las que no llevan al mar llevan a la nada"; "Los asesinos carecen de algo que él tiene a mares: aptitud para la tristeza"... Pues bien, uno de los lemas que abren la novela es de Albert Einstein y dice: "La vida es peligrosa, no por los hombres que hacen el mal, sino por los que se sientan a ver qué pasa". Razonamiento, en mi opinión, impecable e innegable, sobre todo.

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Así que les voy a contar lo que pasó... La Comunidad de Madrid convoca unas oposiciones (perdón: "proceso selectivo") para el cuerpo de Profesores de Enseñanza Secundaria. ¡Bien! A Lengua y Literatura (mi especialidad) le corresponden 186 plazas. Apruebo. Obtengo plaza. Ayer, acto público en el que se nos debía asignar centro para el curso 2010/2011. Allí nos presentamos los 186 y acompañantes quien los tuviera. Cada uno de nosotros con el listado impreso el día anterior con las "vacantes". Verán: más de la mitad de esas "vacantes" eran a tiempo parcial (vacantes que los funcionarios en prácticas no podemos coger porque debemos cumplir, legalmente, un horario). O sea, que en realidad, las "vacantes" eran 131. Como fácilmente pueden colegir, no había vacantes para todos los "seleccionados"... [Inciso: las personas que dirigían el acto, miembros todos de la DAT Sur, impecables, como siempre. En la Delegación Territorial no deben de saber los conflictos que su buen hacer, su amabilidad y su respeto les evitan... Que les suban el sueldo o les hagan un monumento o algo, de verdad]. Es decir, que 55 personas nos vinimos a nuestras respectivas con la oposición aprobada pero... debiendo presentarnos en septiembre.

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Pero esto no me preocupa. Tendré destino en septiembre y Santas Pascuas...

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Lo que me preocupa es que, de esas 131 plazas, la mitad (aprox.) son  vacantes de Lengua y Literatura compartida con otra disciplina. Es decir, que, además de impartir la materia de nuestra especialidad, debemos dar docencia de otra materia "afín" (Filosofía, Historia, Historia del Arte...). Es una de las primeras demostraciones de ese recorte de 1500 profesores. Supongo que la Consejería de Educación debe considerar que, puesto que somos licenciados -algunos doctores- debemos ser capaces de impartir cualquier materia. Con permiso, voy a darles mi opinión.

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Cuando un profesor, una profesora, se planta delante de sus alumnos para hablar de un soneto de, pongo por caso, Rubén Darío, esa profesora, ese profesor, se ha empapado de Modernismo y de autores de ese movimiento, conoce y maneja las figuras literarias que en él aparecen y sabe si tiene relación con algún episodio biográfico del autor. También debe realizar, evidentemente, una introducción del contexto histórico-social, filosófico y artístico del mismo, sí, pero no con la misma profundidad. Porque, ante una eventual pregunta de los alumnos, un profesor, una profesora, debe saber responder. Los niveles a los que se imparte, por ejemplo Filosofía, son niveles altos (de hecho, un 2º de Bachillerato, con el examen de selectividad como una espada de Damocles todo el curso...). Y no, cualquier licenciado no tiene los conocimientos suficientes para impartir una materia de la cual no es especialista, lo cual devalúa, obviamente, nuestro sistema público de educación.

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Y esto es duro de encajar. E injusto. Para nosotros y para los alumnos.