domingo, 30 de agosto de 2009

Viñeta de Liniers hoy, un poema de Ángel González...

Mucho les importa la poesía.

Hablan constantemente de la poesía,

y se prueban metáforas como putas sostenes

ante el oval espejo de las oes pulidas

que la admiración abre en las bocas afines.

Aman la intimidad, sus interioridades

les producen orgasmos repentinos:

entreabren las sedas de su escote,

desatan cintas, desanudan lazos,

y misteriosamente,

con señas enigmáticas que el azar mitifica,

llaman a sus adeptos:

..................................Mira, mira...

Detrás de las cortinas,

en el lujo en penumbra de los viejos salones

que los brocados doran con resplandor oscuro,

sus adiposidades brillan pálidamente

un instante glorioso.

................................ Eso les basta.

Otras tardes de otoño reconstruyen

el esplendor de un tiempo desahuciado

por deudas impagables, perdido en la ruleta

de un lejano Casino junto a un lago

por el que se deslizan cisnes, cisnes

cuyo perfil

..................—anotan sonrientes

susurra, intermitente, eses silentes:

aliterada letra herida,

casi exhalada

......................—puesto que surgida

de la aterida pulcritud del ala—

es un S.O.S. que resbala

y que un peligro inadvertido evoca.

¡Y el cisne-cero-cisne que equivoca

al agua antes tranquila y ya alarmada,

era tan sólo nada-cisne-nada!


Pasados terciopelos sus éxtasis sofocan.


«Oda a los nuevos bardos», en Muestra, corregida y aumentada, de algunos procedimientos narrativos y de las actitudes sentimentales que habitualmente comportan (1976)


y una curiosidad: ¿a quién puede referirse el poeta —Ángel, me refiero— cuando pasa de las siglas que forman cisne-cero-cisne (es decir, SOS) a nada-cisne-nada (es decir, OSO)?... (pista maliciosa: en 1970, José María Castellet había publicado Nueve novísimos poetas españoles)

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