domingo, 30 de agosto de 2009

Íbamos el otro día por Cimavilla con unos compañeros emigrantes asturianos en Lieja (Bélgica) que Cellero había conocido cuando fue a contar allá, cuando en la terraza del chigre «El requexu» unos paisanos (pero sobre todo una paisana) estaban cantando una canción muy conocida en la costa asturiana: Ye de Verdiciu... Y volví a pensar que el primer lenguaje, el lenguaje primigenio (qué pedante ¿verdad?) del ser humano como colectivo fue el cantar, la música. Fijo, pero fijo, fijo. Porque la estrofa que dice «Si una vez o dos al mes / baxa a la villa al mercáu / toos la miren de llau / ya dicen neña: qué guapa ye...» la cantamos todos. Necesitábamos cantarla todos. Cuando digo todos digo todos los que en ese momento pasábamos por allí (y éramos bastantes, malpensaos...) Y los emigrantes asturianos de Lieja (no voy a decir aquí eso de que todos los emigrantes asturianos somos «leyenda urbana»... Ya está suficientemente extendido y criticado) Imaginaos... Esta gente que lleva más de 40 años allá, que hablan francés y... que quedarán allá.
.....Momentos. Son momentos de esos que se te quedan grabados en el alma. Luego, intelectualizando que es gerundio, pensé que el pueblo asturiano ye un pueblo cantarín. A la mínima y con una botellina... ¡Hale, a cantar!... ¿O tengo una visión equivocada?

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