J1 dice que yo no veo cine, que me someto a catarsis cinematográficas. Y creo que tiene razón. Me pasa lo que a algunas personas con el dulce, que tienen repentinos ataques de hipoglucemia y necesitan remediarlos con la palmera más grande de la pastelería... Estos atracones tienen mucho que ver también con las ofertas del cine-club, claro... Y de la catarsis veraniega quería comentar algunas cosas de algunas pelis que me han llamado la atención:
.....Por ejemplo, la interpretación de Isabelle Huppert en La pianista (de Michael Haneke).Una actriz capaz de aguantar un plano-secuencia sin decir una palabra expresando una tormentosa vida interior y una soberbia necesaria a través sólo de la mirada. Hay escenas sórdidas, bloqueos emocionales que ella es capaz de transmitir, por ejemplo, sujetándose la rebeca.
.....La peli me pareció como un interrogatorio: molesta y, por tramos, dolorosa. Dura, sí, pero no por la escena que todo el mundo me comentaba (para quien la haya visto: la cuchilla...), sino porque el planteamiento final (para mí, claro, perdón por el vistazo al ombligo) es: ella es una mujer cuarentona, atormentada, dominada, intransigente, masoquista... Enferma, en fin, lo que la sociedad denominamos enferma. Pero... ¿y él? Porque él es joven, inteligente, hermoso, fuerte, alegre, con una buena posición económica, con éxito profesional y personal. ¿Por qué entra en la perversión?... ¿Qué mecanismo opera en ellos —y en nosotros a partir del desasosiego que nos produce— para arrastrarlos a la autodestrucción? Hay escenas «de sacrificio»; autoinmolación emocional en aras de huir del placer y del amor... Espacios cerrados, oscuros, escondidos, vigilados. Y creo que nos reconocemos en ello, de ahí que la película fuera frontalmente rechazado por algunos...
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