miércoles, 30 de diciembre de 2015

Por cierto, no he dicho nada de las elecciones, pero... me gusta que al Congreso llegue gente como:


2 comentarios:

  1. Hombre, tendremos que exigir que haya algo más que gente como nosotros, porque toda mi vida he visto impresentables, oportunistas, rateros, apolíticos y etcétera como nosotros. A mí no me basta. También quiero saber cómo piensan, qué fines pretenden y hacia qué tipo de sociedad desean caminar. Todo esto, que para algunos ha sido siempre necesario e irrenunciable no lo percibimos todavía en gente que parece que son como nosotros. Disculpa mi deconstrucción, pero es que con la política y los políticos, por muy como nosotros que sean, ya no soy nada blando. Un saludo cordial.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Fackel. Es necesario no ser blando con los políticos porque de ahí surgen muchos de nuestros problemas, pero no comparto lo de la política porque es algo que necesitamos para convivir; para gestionar nuestra manera de relacionarnos y de gestionar los servicios necesarios para una sociedad. Tampoco estoy de acuerdo en que toda la vida hemos visto "impresentables, oportunistas, rateros..." como nosotros, porque yo no he visto políticos "decentes, trabajadores, solidarios, esforzados, responsables..." como nosotros. En mi opinión, somos muchas cosas, pero el capitalismo nos ha convencido de que sólo somos una y sálvese el que pueda. Es mentira.

      Por supuesto que yo también quiero saber cómo piensan, qué pretenden y qué tipo de sociedad quieren configurar. Sólo que, en lugar de la tercera, yo utilizaría la primera persona: queremos. No podemos entregarles la política. La política no es un oficio, es una estructura necesaria en la que todos debemos participar y, si no lo hacemos, ya sabemos lo que pasa... Pero, en lo que dices, lo que ellos "piensan, pretenden y hacia qué tipo de sociedad..." se expresa en lo que hacen. El Refranero lo recoge estupendamente: "Obras son amores y no buenas razones", "predícame, cura; predícame, fraile, que por un oído me entra y por otro me sale" o "no hagas lo que yo hago, sino lo que yo te mando..." (discúlpame, es que tengo madre refranera...) Lo que quiero decir es que, para mí, hay una gran diferencia en que Sofía Castañón hable de su hijo, lo introduzca en su discurso político -porque lo personal es político- y reconozca y se plantee las renuncias que hace y en que la exministra Ana Mato diga que el momento más feliz de su vida es cuando ve cómo por la mañana visten [las personas de servicio] a sus hijos... Con esto yo sé -en principio y otorgando verdad a sus afirmaciones- lo que piensan, qué pretende y qué tipo de sociedad quiere. No sé si me he explicado bien...

      Te agradezco tu comentario y... me encanta deconstruir discursos. Es para lo que sirve la lengua.

      Feliz año y... saludos cordiales (palabra preciosa y necesaria)

      Eliminar