viernes, 6 de marzo de 2015

Supongo que todo tiene que ver con esa sentencia de don Benito que decía algo así como que las cosas caen del lado al que generalmente se inclinan, pero la verdad es que, aun sabiéndolo, nunca deja de sorprenderme cuando la realidad o la magia o la magia de la realidad que nadie reconoce como tal establece su propio camino y escribe, sin necesidad de pentagrama, la melodía de la vida.
              
Y para empezar por el principio (otra recomendación de don Benito), les diré que asisto estos días a un curso en el Museo del Prado. Se titula "Historia del arte y la literatura: una aplicación interdisciplinar". Está dirigido a profesores, no es gratuito (tampoco caro) y no nos sirve para los sexenios. Ya sé que esta información no les interesa, pero con ello quiero decir que la motivación de los participantes tiene que ver más con una necesidad, real, de conocimiento y reconocimiento de nuestra función docente que con la informatizada y angloparlante eficacia que se nos impone desde la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid.
 
Lo estoy disfrutando muchísimo, a pesar de que el tiempo es poco y demasiada la información, demasiada la belleza, demasiada la emoción. Menos mal que luego bajo andando hasta mi casa y puedo ir desacelerando, asimilando e incorporando todos estos elementos. Y proyectándolos para el futuro en que pueda compartirlos con mis alumnos.
 
Todo lo anterior sirve como excusa de lo que realmente quiero contarles: casualidades cortazarianas (que, tratándose de museos, no podían faltar...), resulta que hoy dos contactos de feis han compartido sendas informaciones que, en mi opinión, trazan un círculo perfecto de lo que es, o debiera ser, toda vida:
 
Primera información: El arte hace a los niños mejores personas y mejores estudiantes, confirma un estudio (noticia aquí)
 
Segunda información: El último deseo: ver un Rembrandt (aquí)
 
Algo más que magia propiciatoria de la caza buscaron nuestros antepasados en las cuevas cuando pintaron, estoy segura. ¡Por algo dice Wert que distrae!
 
Y hoy hemos terminado la clase ante uno de mis cuadros favoritos. Tres planos de narración, tres:
 
Las Hilanderas, La fábula de Aracné - Pulsa para comprar lámina en ALLPOSTERS
 
Las hilanderas, Diego Velázquez (1657). Fuente: artehistoria


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