viernes, 12 de diciembre de 2014

Yo, que presumo de ser una vieja adolescenciada, he llegado tarde a una cosa: a sentirme cómoda leyendo en el libro electrónico. Lo tengo y lo utilizo porque siempre voy como una mula aceitera (apuntes, bolígrafos, libros que utilizaré en clase, cuadernos para cuando se me ocurra la gran idea...). Sin embargo, no leo igual. Mi cerebro no capta igual las imágenes ni los conceptos. Es por eso que, cuando un libro me gusta mucho, luego me lo compro en papel. Y hete aquí que (de nuevo) no soy única. Resulta que esto tiene una explicación científica: ¿Por qué el cerebro prefiere el papel?
 
¡Viva el papel!

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