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Nunca hay que dar nada por hecho.
Ni la protección del Estado, si los derechos conquistados, ni los avances conseguidos.
Tampoco hay que creer que seguiremos soportándolo durante demasiado tiempo.
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Sin embargo, por haber estado ahí enfrente, amodorrada al hierro frío de la barandilla, contemplando el paseíllo de los seres vivos, aprendiendo el lenguaje del Barrio -al pan, pan, y al vino, vino-, ahora estoy aquí y soy quien soy, y comparto lo que hay con más de uno y más de cien, desde el resto de balcones que han ventilado, uno tras otro, mi existencia.
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No es este el país que había soñado, ni el mundo en el que había querido participar. ¿Es también mi fracaso?
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Con la frente apoyada en la barandilla y un libro, siempre un libro, abierto en mi regazo.
Maruja Torres, Diez veces siete. Una chica de barrio nunca se rinde, Barcelona, Planeta, 2014
Fuente de la fotografía: Público
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