miércoles, 28 de mayo de 2014

«Y, a los de nuestra generación [la de Stefan Zweig: Austria, 1881-Petrópolis, 1842], nos parecía que Montaigne daba tirones inútiles a cadenas que creíamos rotas hacía tiempo, sin sospechar que el destino las había forjado ya de nuevo para nosotros, más duras y crueles que nunca. […] Una de las misteriosas leyes de la vida es que descubrimos siempre tarde sus auténticos y más esenciales valores: la juventud, cuando desaparece; la salud, tan pronto como nos abandona y la libertad, esa esencia preciosísima de nuestra alma, sólo cuando está a punto de sernos arrebatada o ya nos ha sido arrebatada»
            
Stefan Zweig, Montaigne (traducción J. Fontcuberta, prefacio J. Bayod Brau, edición Knut Beck), Barcelona, El acantilado, 2008
 
 
 
 

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