jueves, 17 de octubre de 2013

Para J1 y para mí, por supuesto...

Y yo es que siempre que escucho a este hombre pienso lo mismo: cómo fue la cosa. Si llegué a él porque me gustaba lo que decía o si empezó a gustarme lo que dice porque me gustaba él...
 
Creo que ya lo he contado aquí, pero me pasé todo el verano del 76 (año en el que murió mi padre...) copiando todas las letras de sus canciones en la máquina de escribir que me habían regalado por mi cumple...
 
Lo mío con el Nano pertenece a una esfera del todo irracional, como las mejores historias de amor, terror y familia...
 
Y gracias a este poema, que encabezó mi entrada a la facultad, conocí a J1 y desde entonces... ahí seguimos, tarambaneando, añadiendo gentes y comiendo ñoquis los últimos domingos de mes en El andariego.
 
Que, ahora que lo pienso, andariego e Ítaca vienen a significar, más o menos, lo mismo... ¡qué casualidad!
 
Y nada, que Cortázar sigue haciendo de las suyas. No deja pasar ni una oportunidad...
  

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