miércoles, 26 de diciembre de 2012

En 1988 yo tenía veinticuatro años y trabajaba como auxiliar administativa en el Hospital General Gregorio Marañón (por ventura, ex ciudadsanitariaprovincialfranciscofranco). En febrero de ese año estaba destinada a los servicios de Psiquiatría (servicios porque eran dos, tras la escisión provocada por los psiquiatras rojos que promovieron la reforma psiquiátrica).

La etapa de mi trabajo en el hospital es, por diversos y variados motivos, una de las más felices de mi vida.
 
Una de las psiquiatras que trabajaba allí, Carmen Sáez, me recomendó los talleres de literatura que Clara Obligado daba entonces en la Librería de mujeres. Así llegué a esa librería situada en la calle San Cristóbal, muy cerca de la Plaza Mayor. Desde entonces, he colaborado en varias actividades organizadas desde la librería (homenaje a las mujeres republicanas, presentación de libros...). El año pasado, por estas fechas y como cada año, fui a comprar la agenda de las mujeres que editan para regalárselo a mis amigas. Eran las 14:05 horas de la tarde (es decir, pasaban cinco minutos de la hora de cierre). Una de las libreras me vio y me dijo que no con el dedo. Ni siquiera se dignó abrir para decirme que estaban agotadas,que había quedado a comer con el amor de su vida, que no tenían agendas o que le dolía el estómago... Veinticuatro años después, ¡menudo chasco! Así que no he vuelto. Porque el lema del cuidado entre mujeres es muy fácil de escribir. Yo aprendí a escribir gracias a doña Encarna (mi maestra de parvulitos) hace muchos años. Pero todavía hoy estoy en el camino de aprender a cuidarme y a cuidar, que no es tan fácil... Es cierto que ciertos cuidados surgen de forma espontánea, sin pensar, pero de ahí a que esos sean los adecuados... Es decir, como diría Simone de Beauvoir, una no nace mujer: se hace. Y en ello estamos.
 
En fin, todo este excurso para decirles que mi amiga Arponauta me envió un enlace informándome de la apertura de una nueva librería de mujeres en Madrid (Mujeres & Compañía) y de la edición de una agenda cuya portada me fascinó. Y hete aquí que, viendo las fotos de la inauguración, me encuentro con una de las socias de la Librería de mujeres de la calle San Cristóbal, Ana:
 
 
Y en cuanto me dieron las vacaciones, allá que me fui, a la calle La Unión, a comprar la agenda para regalar a mis amigas y a darle un abrazo a Ana y a Miren. Es un espacio precioso,calentito, muy cuidado, con un buen fondo de literatura feminista (que incluye una subsección de cocina maravillosa) e infantil (creo que en los libros infantiles está el gran trabajo editorial de los últimos años...)
 
Me da pena el origen de todo (que pueden consultar aquí), pero me alegra este nuevo espacio... Y espero que les vaya muy bien porque se lo merecen y se siente el amor puesto en la librería. Son cosas que se notan en detalles como el mostrador o las letras de periódicos de la pared...
 
La agenda no tiene sólo la portada maravillosa, toda ella es puro goce, desde las ilustraciones que han realizado a partir de las fotografías de Grete Stern hasta las citas de las cuales selecciono una que me grabo a fuego en el corazón y en el cerebro desde ya:
 
En medio de las tinieblas, sonrío a la vida, como si conociese la fórmula mágica que cambia el mal y la tristeza en claridad y felicidad. Entonces, busco una razón para esta alegría, no la encuentro, y no puedo evitar sonreírme a mí misma. Creo que la misma vida es el único secreto.
 
Roxa Luxemburg (1870-1919)
 
Amén, añado yo. Y la portada por la que empezó todo, que no me digan que.... (claro que todo tiene explicación, porque Ana me dijo que Grete Stern publicó un gran número de estas fotografías, durante los años 50, en una revista de psicoanálisis...) ¡Acabáramos! Haber empezado por ahí...
 
 




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