domingo, 8 de abril de 2012

¡Venga, otro, que no se diga!... o De qué sirven las cosas que no sirven para nada, como la literatura (I)

«Yo soy un socialista. Sí, señor, un socialista. Y no he leído en mi vida a ese Marx ni a ese Bakunin, ni me interesa un pito. Yo soy un socialista por la misma razón que tú eres un anarquista y Manolo un comunista; porque estamos hartos, hasta la coronilla, de esta cochina vida. Un buen día te pare tu madre, sin que tú te enteres de lo que ha pasado Y cuando  te empiezas a enterar de dónde estás, de lo primero que te enteras es de que padre está sin trabajo, madre esperando un hermanito y el puchero vacío. Te mandan a la escuela a que los frailes te den de comer de limosna, y en cuanto te empinas un poco, antes de que sepas mal leer, dicen que eres ya un hombrecito y te ponen a trabajar… Cuando llegas a hombre, ganas un duro, cinco cochinas pesetas… Pues por todo esto es por lo que soy un socialista, por esta leche agria que durante cuarenta años de su vida se ha tenido que tragar Angelito García, un servidor de Dios y ustedes. Y ahora os voy a decir una cosa. Callaros [sic] ya con Bakunin y Marx y toda esa gentuza. ¡UHP! ¿Sabéis lo que quiero decir? Unión de Hermanos Proletarios. Igual, igual que aquellos tíos de Fuenteovejuna: todos a una. Esto es lo que cuenta. Lo que contáis vosotros son pamplinas que sólo sirven para volverle a uno los sesos y darnos patadas en las espinillas unos a otros. Y mientras, los otros nos sacuden de firme.»
                      
Arturo Barea, La forja de un rebelde, Barcelona, Debate, 2004

La forja de un rebelde es una trilogía compuesta por: La forja (1941), La ruta (1943) y La llama (1946). Mario Camus dirigió en 1990 una versión cinematográfica para televisión que consta de seis capítulos y que pueden ver aquí. Se lo recomiendo.


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