Y ahora díganme cómo renunciar a la lucha o cogérsela con papel de fumar teniendo detrás y dentro esta educación sentimental (y más cosas que ustedes saben, ¿verdad?):
Los capitanes portugueses de la Revolución de los Claveles, los militares que devolvieron la libertad a Portugal un 25 de abril hoy hace exactamente 38 años, no han participado esta mañana, en señal de protesta por la deriva política del país, en la conmemoración oficial que se celebra cada año en la Asamblea de la República. El acto ha sido marcado por las ausencias. Al boicot se han sumado dos personalidades de inmenso peso político en la izquierda portuguesa: el expresidente de la República Mário Soares y el escritor e histórico dirigente socialista Manuel Alegre.
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Compárense con alguna de las siguientes frases: «Yo no hago huelga porque ya estoy cansada, siempre soy la única.... [¡Ja!]»;
«Yo no hago huelga porque no me lo puedo permitir [hipoteca, cargas familiares...]»;
«Mejor no moverse porque tomarán represalias [¿Podrían tomar represalias contra todos o la mayoría?]»; «Total, no sirve para nada... [no, claro, nuestros derechos nos han sido dados por la graciosas majestades, no por la lucha de los compañeros]»; «Se me pasó la edad [y aquí recuerdo a Rosario, Dinamitera, a Juana Doña, a Marcos Ana, a tantos...]»
Jorge Riechmann en ¿Cómo vivir? Acerca de la vida buena recuerda un texto de Oetinger (s. XVIII) que copié en mi libretina:
Señor, dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, dame el coraje para cambiar las cosas que puedo cambiar. Y dame la sabiduría para distinguir lo uno de lo otro.
Pues eso.
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