Madre: quiero olvidar
esta creencia sin descanso. Nadie
ha visto un corazón deshabitado:
¿por qué este pensamiento irreparable,
esta creencia sin descanso?
Estar desesperado,
estar químicamente desesperado,
no es un destino ni una verdad.
Es horrible y sencillo
y más que la muerte. Madre:
dame tus manos, lava
mi corazón, haz algo.
Antonio Gamoneda, en Esta luz (poesía reunida 1947-2004), epílogo de Miguel Casado, Barcelona Círculo de Lectores, Galaxia Gutenberg, 2004
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