martes, 9 de agosto de 2011

Esta entrada tiene una dedicatoria especial: a las personas que han aguantado mi tristeza durante un tiempo que, en cualquier caso, siempre hubiera sido excesivo... Perdón, LaMoni... Gracias, todas.

Vamos al Híper y cojo alcachofas (de bote) de la marca de siempre. Mientras me acerco a la carnicería, M se queda por el pasillo de las conservas y, al rato, viene con esa cara infantil y canalla que me pierde (lo jodido es que lo sabe y ya lo dijo Pármeno: «A quien dices el secreto, das tu libertad» [segundo auto, La Celestina]). Pero eso ni viene al caso ni importa ahora. Porque ahora es el momento de la confianza y el no va más... Del sí, mi amor, lo que tú quieras, digas, desees y el cuelga tú...

Y dice M (con esa cara de seducción que os cuento): «Que espero que no te importe, pero que he cambiado las alcachofas... ¿O querías esa marca?... Es que mira, he encontrado éstas, que yo no conocía, pero que son de Marinaleda..., y de una cooperativa y que, además, tienen un diseño así como antiguo que me gusta y...». Y no le dejo terminar, claro. Adivinad cómo...

Aquí, la foto de las alcachofas:


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