miércoles, 1 de junio de 2011

Ricardo dixit «Estoy rodeado de muerte y dolor. Ruina». Lllora y al día siguiente vuelve a pasar consulta.
 Llévame contigo a la cumbre más alta

Para tentarme con mil ciudades

De oro y carne que pondré a tus pies.

Aparta de mí tus labios,

Son puñales sus palabras traidoras,

Acércame todos sus besos

Que me matan dulcemente en el silencio.

Condéname por los siglos de los siglos

A vivir clavado a tu carne apasionada,

Así podrán nuestras almas

Redimirse de la condena eterna.

Flagélame si merezco penitencia,

Somos la herida;

Mis llagas serán los surcos

Que encauzarán tus iras.

Aleluya, aleluya...

Ponme, si es nobleza lo que obliga,

La corona de espinas,

La sangre que mane de mis sueños

Purificará tus pensamientos.

Enjúgame el sudor y las lágrimas

Con tu mirada,

Que quede eternamente en tus pupilas

Grabado el rostro de quien más te amó.

Aleluya, aleluya...

Si no supone una cruz sobre tus hombros,

Ayúdamea soportar este ingrávido peso

Que me aferra al centro de tu gravedad.

Expóliame, si el deseo te lo exige,

Desnúdame ante tí

Te ofreceré mi cuerpo en sacrificio

De amor y muerte.

Aleluya, aleluya...

Crucifícame, si no te tiembla el pulso,

Crucifícame; pero hazlo con los clavos

De tus ojos, con los golpes

De tu corazón.

Recógeme en tu regazo cuando caiga,

Te lo suplico;

Junto a tu vientre consumado mi bien amada

Te encomendaré mi espíritu.

Aleluya, aleluya...

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