sábado, 6 de noviembre de 2010

Mi pequeño aleph

“Ya cumplidos los cuarenta años, todo cambio es un símbolo detestable del pasaje del tiempo” (JL Borges, "El aleph")

Anduve la maraña del recuerdo, la mueca de la pérdida, anduve la soledad del tumulto en la distancia, la algarabía de la mirada de la muerte, anduve mi cuerpo enajenado en una noche de busca, el parto negro de la vida que te llevaste, el espacio pegado y muchos años después, anduve la cifra de una distancia que ya no era el amor, la pereza de la palabra, la luz del terror y la oscuridad de la risa, anduve la cinta blanca que conduce al infierno y la puerta que labra el instinto, un velero y una mermelada, anduve unas piedras y un mar a la carrera, una realidad que no me alcanza, anduve la manera de nombrarte en un espacio demasiado estrecho que era toda la vida que me quedaba sin ti y una amanecida que dio flor en invierno, anduve a tientas por tus cartas hasta quemarlas y el hermoso vacío de la miseria, anduve una equivocación desconfiada, calor y tierra, anduve tantas páginas huyéndote que construí un diccionario de urgencia hasta llegar aquí.

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