Ayer abrí una etiqueta que se llama "La madre dixit". Ya expliqué que eran sentencias, rotundas, cerradas y certeras de mi madre pero que coincidió con el mismo título que S tenía en su i-pod. Hoy me he encontrado con un comentario de G con dos dixit de su madre. Así que, después de pensarlo (pensé que, en realidad, "la madre" podía hacer referencia a un ser abstracto, algo así como una voz colectiva, histórica, que transmitiera a través del tiempo y eso... Pero no, después he pensado que mejor nuestras madres de carne y sangre, de palabra, las que nos matan y viven cada día...) he decidido cambiar la etiqueta, que desde ahora mismito pasa a llamarse Las madres dixerunt.
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Y la madre de G (gracias) dixit:
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"Pa una vez que me la levanté, todo el mundo me lo vio"
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Sobre el corporativismo: "Hombre, ellos no se van a echar Orión, con lo que apesta"
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Y un poema de David González, que siempre me evoca una imagen dolorosa (¿vieron la iconografía católica, hasta dónde llega?):
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.......El teléfono de mi casa
.......suena constantemente.
.......Mi madre deja
.......lo que esté haciendo y,
.......con el corazón en un puño,
.......corre a descolgarlo,
.......pensando siempre que quien llama
.......soy yo.
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.......¿Diga?
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Y....una voz al otro lado de la línea,
.......no siempre la misma voz,
.......responde:
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.......¿Con quién hablo?
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.......¿Es usted la madre del ladrón?
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.......¿No está él? ¿No está el ladrón?
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.......¿No puede ponerse?
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David González, El demonio te coma las orejas [1997-2008], Uviéu, Glayíu Editorial, 2008 (1ª edición en otra editorial: 1997)
Mi madre, que era una mujer sabia (como todas las madres, creo) decía: «Los problemas son las cosas que tienen solución; las que no tienen solución son "cosas de la vida"» ¿Por qué será que me acuerdo tanto de ella ahora que "las cosas de la vida" agobian a gente a la que quiero?
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