domingo, 15 de agosto de 2010

Sí, creo en los ángeles

.
Marisa lo decía de una de sus pequeñas alumnas: "Es un ángel, y nos ha caído a nosotros...". Yo he conocido a varios. Claro, nada que ver con la iconografía católica. Los ángeles son esos seres que, con su sola presencia, son capaces de ayudarnos a caminar. Transmiten alegría, la duda de que "vaya a ser que esto sí pueda ser...". Y entonces uno lo intenta, pero no ha sido él, no tanto su voluntad como el aliento del ángel... No siempre es alegría, claro, a veces son otras cosas. En el fondo, lo que cada uno necesite, por eso son ángeles y están en el momento preciso, no la víspera.
.....La cosa viene porque el jueves, después de la comida, la ustada N., me leyó los posos del café. Es un ejercicio literario de primera, se lo recomiendo... Me dijo lo que cualquier mujer que te echa la buenaventura dice: "Veo a un hombre..". A veces es moreno, a veces con ojos azules, a veces viene a caballo (actualmente, éstos no molan porque si viene a caballo en Madrid sólo puede ser madero....). Bueno, pues este hombre que por lo visto me acompaña y me vigila desde lejos desde hace tiempo era alto y con gafas. Por mucho que yo me estrujé el caletre no di con nadie en mi entorno que fuera así (en realidad, tampoco fue que pensara mucho, claro). Pero ayer, con un insomnio sabático, supe quién es. El gran cronopio de 1,93... Entonces fui a la estantería que le corresponde, cogí el segundo volumen de sus "cuentos completos" (incompletos, por supuesto) y leí un primer cuento que se titula "Silvia"...
.
Vaya a saber cómo hubiera podido acabar algo que ni siquiera tenía principio, que se dio en mitad y cesó sin contorno preciso, esfumándose al borde de otra niebla, en todo caso hay que empezar diciendo que muchos argentinos pasan parte del verano en los valles del Luberon, los veteranos de la zona escuchamos con frecuencia sus voces sonoras que parecen acarrear un espacio más abierto, y junto con los padres vienen los chicos y eso es también Silvia, los canteros pisoteados, almuerzos con bifes en tenedores y mejillas, llantos terribles seguidos de reconciliaciones de marcado corte italiano, lo que llaman vacaciones en familia [...]
.....[...] Nos pusimos a hablar de Onetti y de Felisberto, bebimos tanto vino en su honor que un segundo belicoso sioux y de charrúas envolvió el tilo [...] 
.
 
 .
.....Sí, creo en los ángeles. En ángeles capaces de regenerar su propia fuerza  como "Un señor muy viejo con unas alas enormes", de Gabo o sus incertidumbres y necesidad de piel en Cielo sobre Berlín. Y creo, también, en este ángel:
.
.
Y en éste, que escribió: "El diablo está especialísimamente en los buenos". Amén. También tiene gafas y  también es alto.
.
.
 .

 Y en LaMoni, pero ella es personal e instransferible, sorry.
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario