"Mi cabeza vuelve a ser incapaz de soportar toda la química que mi corazón necesita"
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"Chia se acaba de dar un baño y el agua esá aún caliente. Me desnudo y me meto en la bañera. Chia está llorando desnuda sobre la cama, pero no es más que un reconfortante llanto inducido. Lágrimas de cocodrilo que acompañan a las historias que se va inventando sobre la marcha, todas tristes, algunas lejanamente familiares y otras absurdas. Sé que se las inventa porque ella me lo ha dicho y porque casi nadie que pueda evitarlo tiene ya tantas historias que contar [...]
.....Chia sigue inventándose historias ridículas y me hace pensar si no sería mejor que esta gente adicta a la pena conservara sus propias desgracias"
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"Seguramente mi única fe es la resistencia"
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"Luego enseguida me concentro en mis negocios, porque hay una mujer en la playa, sentada a mi lado, que quiere olvidar a un hombre, a un hombre que ya ha perdido, y no entiende qué puede haber de malo en olvidar lo que al fin y al cabo ya no se tiene. La mujer, al parecer, no había olvidado nunca antes y los que nunca han olvidado no pueden disimular el temor a que haya algo diabólico en nuestras erosiones químicas de memoria, por más que sea evidente, y así se lo digo, que es el recuerdo, no el olvido, el verdadero invento del demonio"
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"Lisboa en cualquier caso es una ciudad admirable, lenta, una ciudad que tiene siempre los ojos puestos en otra parte. Como un niño mirando desde el puente de un barco. Como alguien que sujeta una carta cerrada antes de echarla al buzón, algo que aún está aquí y que al mismo tiempo está ya muy lejos [...]"
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Ray Loriga, Tokio ya no nos quiere (1999), Madrid, Alfaguara, 2008
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