domingo, 29 de agosto de 2010

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 "Nunca amamos a alguien en concreto. Amamos tan sólo la idea que nos formamos de alguien. Es un concepto nuestro -es, en suma, a nosotros mismos- lo que amamos.
.....Esto es verdad en toda la escala del amor. En el amor sexual buscamos un placer propio que nos es dado por intermedio de un cuerpo extraño. En el amor distinto del sexual, buscamos un placer propio que nos es dado por intermedio de una idea nuestra. El onanista es abyecto, pero, en rigurosa verdad, el onanista es la perfecta expresión lógica del sentimiento amoroso. Es el único que no disfraza ni engaña.
.....Las relaciones entre un alma y otra, a través de cosas tan inciertas y divergentes como las palabras comunes y los gestos que se emprenden, son materia de extraña complejidad. En el acto mismo de conocernos, nos desconocemos. Dicen los dos 'te amo' o lo piensan y lo sienten a modo de trueque, y cada uno quiere decir una cosa distinta, una vida distinta, puede incluso que un color o un aroma diferentes, en la suma abstracta de impresiones que constituye la actividad del alma.
.....Estoy hoy lúcido como si no existiera. Mi pensamiento está desnudo y claro como un esqueleto, sin los trapos carnales de la ilusión de la expresión. Y estas consideraciones, que formo y abandono, no nacen de cosa alguna -de cosa alguna, por lo menos, que esté en la platea de mi conciencia. Tal vez aquella desilusión del dependiente con su chica, tal vez alguna frase leída en los casos de amoríos que los periódicos cuentan de los extranjeros, tal vez incluso una vaga náusea que arrastro conmigo y que no puedo explicar físicamente...
.....Se equivocó el escoliasta de Virgilio. Es de comprender de lo que sobre todo nos cansamos. Vivir es no pensar."
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Fernando Pessoa, Libro del desasosiego (traducción de Perfecto E. Cuadrado), Barcelona, El Acantilado, 2002

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