«Los famas para conservar sus recuerdos proceden a embalsamarlos en la siguiente forma: Luego de fijado el recuerdo con pelos y señales, lo envuelven de pies a cabeza en una sábana negra y lo colocan parado contra la pared de la sala, con un cartelito que dice: “Excursión a Quilmes”, o: “Frank Sinatra”.
.....Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen: “No vayas a lastimarte”, y también: “Cuidado con los escalones”. Es por eso que las casas de los famas son ordenadas y silenciosas, mientras en las de los cronopios hay gran bulla y puertas que golpean. Los vecinos se quejan siempre de los cronopios, y los famas mueven la cabeza comprensivamente y van a ver si las etiquetas están todas en su sitio.»
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Julio Cortázar, «Conservación de los recuerdos», en Historias de cronopios y de famas (aunque yo lo tomo del volumen 1 de Cuentos completos publicado por Alfaguara en 1994.

guantes de clochard!
ResponderEliminarSon mis guantes de China...
ResponderEliminarmitones de Maga
ResponderEliminar¡Uf! Eso es muy grande, me produce vacío en el estómago...
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