Estar donde no se está
y no estar donde se vive.
Hablar a quien no te oye
y no oír al que te habla.
Abrir los ojos sin ver
o viendo lo que no importa,
oír un olor de antaño,
y en la piel sentir la voz
de un aire que no te envuelve.
Resistirse a la nostalgia,
vicio turbio del destierro.
Aceptar silencio, sombra,
distancias que te impusieron.
Acostarse, despertar,
trabajar, seguir viviendo.
Escribir de noche, a solas,
.
¿Para qué estoy escribiendo?
.
Jesús López Pacheco, Asilo poético, Madrid, Endymión, 1992
No hay comentarios:
Publicar un comentario