miércoles, 7 de octubre de 2009

Ayer comencé un curso titulado La novela española en el siglo XX: últimas tendencias. Son un total de seis sesiones de tres horas y media cada una (con un descanso de veinte minutos). Pues bien, llevamos dos sesiones dedicadas a... la Generación del 98 (concretamente, Unamuno y Baroja).
.....Comienzo a analizar semánticamente el sintagma últimas tendencias. Y pienso que, en algún momento, deberíamos plantearnos en España si este afán por asentarnos siempre en las mismas generaciones no es pura y dura pereza intelectual o/y miedo a afrontar una crítica realmente propia e innovadora, que no esté basada en una extensa bibliografía y paráfrasis de lo ya dicho. No digo yo empezar por la generación Nocilla (la cual, por otra parte, no me interesa mucho salvo por la necesidad de conocer todas las tendencias), pero empezar en 1975... Mendoza...
.....Pero, claro, supongo que eso nos exigiría un esfuerzo de lectura y análisis demasiado valiente y arriesgado... La autoritas, aunque sea para negarla, siempre será la autoritas (ya lo decía Octavio Paz: la tradición de la ruptura...). Siempre es mejor negar al padre (que, al fin, padre es), que engendrar vida nueva...


Nota: conste que a mí Unamuno y Baroja (y todos los noventayochistas) me interesan como autores, pero también la nueva narrativa española y saber qué opinan los catedráticos de Salamanca de ella...

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