jueves, 9 de abril de 2009


Veo El ladrón de bicicletas, de Vittorio de Sica. En realidad, tenía que seleccionar una secuencia y contar los planos y cómo están montados. Pero es una película que no puedes (puedo) dejar de ver... Roma devastada, los arrabales (agua estancada, barro...), el olor de las sábanas amontonadas en la oficina de préstamos, el sillín roto, miradas atentas pero silenciosas, las bicicletas todo el tiempo... La lluvia y ese Bruno que (para mí) es la mejor interpretación de un actor-niño que haya visto nunca... En cada gesto, la inteligencia..
...Sugerencia de complicidad y cuerpo entre Antonio y María en la escena en la que él va a trabajar, la alegría, los juegos, velada crítica a la policía... El mundo gira sobre una misma cosa, todo el tiempo. La dignidad de, aun vencido, saber lo que uno es (Yo sé quién soy, y Dios me escuchar... que diría don Quijote). Cada cual tiene su propia manera de vivir el jueves santo...

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