lunes, 22 de agosto de 2016

Bragas por balas


Lo malo que tiene señorMolina es que vive en una zona pija y en fin. Esta mañana desayunábamos en una terraza con nombre de general y no digo más; al lado, dos señoras hablaban. Eran amigas y una de ellas se había trasladado a vivir a Parla (¿para cuándo pasaportes o, por lo menos, visadosbarriales, por favor?). La mudada le contaba a la otra lo mucho que la iba a echar de menos (porque tú te olvidarás de mí...) y le comentaba cómo eran sus nuevas vecinas. Espero que no sea necesario que les describa el tono que ha utilizado:
 
—[...] mi Ana Rosa por la mañana; mi Sálvame por la tarde. Ya te lo pasaré por WhatsApp: este es mi nuevo grupo de amigas. No saben lo que es Jimmy Choo ni Chanel... (Yo trabajo de reponedora, yo en el Pryca, yo soy teleoperadora...). Lo máximo para ellas es el Primak... Imagínate, yo, allí, entre todas las chonis de Parla...
 
Yo la miraba preguntándome y preguntándole a Javier: y si yo le digo a esta mujer: ¿Te ha gustado lo último de Gonzalo Hidalgo Bayal, Agustín García Calvo o Rafael Sánchez Ferlosio... ¿qué me dira? Claro, que a lo mejor va más tipo novela de mujeres: Rosa Chacel, Penélope FitzGerald, Carmen Martín Gaite, Lucia Berlin o Ana María Matute. Porque Rafael Chirbes, Isaac Rosa o Belén Gopegui serán demasiado nuevos y eso no es muy cool... Y no, claro que no es casualidad que me hayan surgido esos nombres de entre los millares de escritores que se me podían haber ocurrido (la cabra tira al monte y yo de diseñadores no sé mucho, la verdad...)
                                   
Pero el problema es que ella se ha ido tan campante con su problema de esterilidad —en un
volumen más propio de mi barrio que de su zona de origen contaba que hoy le implantaban los óvulos— y yo me he ido avergonzada de mi desclasamiento. Porque lo que hubiera procedido, lo que me pedía la entraña, era levantarme y decirle: ¿Tú qué de qué, mamarracha? Y tirarle el café por encima de la coleta. Pero no lo he hecho. Me he callado y me he ido con mi supuesta educación a rumiar la rabia. Con el corazón a mil por hora, os lo juro. 
            
Así que he llegado al barrio y me he ido a la calle Tribulete, a la mercería de toda la vida, La Mary (así se llama) y he visto un cartel que ponía: Renueva tu ropa interior. Es un local muy pequeño, en el que cabe todo de todo: babis de cole, bragas de todas las tallas, hilos, batas de señora del barrio (que no son cualquier cosa, no, que mi madre nota cuando se lo compro en otros sitios...), agujas... De esas tiendas de las que has visto la evolución concentrada en: noviazgo, matrimonio, hijos, adolescencias, noviazgo, matrimonio, hijos que son nietos y... De esas con las que se pueden hacer bromas de tipo: necesito unas bragas antilujuria, para que no se me note con el vestido blanco que... Y que te digan: Bueno, pero las próximas ya un poquito de fiestuqui, ¿no? De esas.
 
Cada braga me ha costado dos pavos.
 
Mucho más baratas que las balas que me pedía el cuerpo.

2 comentarios:

  1. Je! Las próximas de fiestuqui. En cuanto a la pedorra esa con sus óvulos implantados... cuánta chorrrada en cada vida

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    1. Pues sí, Casilda, lo malo es que esta gente contrata a gente, por ejemplo... :-(

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