miércoles, 30 de septiembre de 2015

Tardes de agosto

La siesta era de los padres. Nosotros abríamos el monedero, robábamos 50 céntimos y comprábamos pelotas de goma, transparentes, pequeñas, con colores dentro.

El Universo.

A veces, un helado en el kiosco de la Glorieta.

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