martes, 5 de mayo de 2015

Pasan los días, los meses, los años, y nada ocurre, sólo el milagro de despertar vivo cada mañana, y siempre ese silencio y esa oscuridad enloquecedora. Hablas solo muchas veces, necesitas escuchar alguna voz, tu propia voz, saber que sigues vivo, que tu voz está viva en la tumba de tu cuerpo. La rabia te invade y muchas veces gritas y golpeas la puerta, pero nadie responde. Te han enterrado vivo, y sólo te queda esperar al ángel de la muerte. Sin embargo, ese silencio y esa oscuridad acaban convirtiéndose en tus fieles compañeros. Ellos te permiten soñar, recordar, imaginar mil historias mientras el tiempo transcurre y la esperanza de la libertad te alimenta.

Selena Millares, El faro y la noche, Madrid, Barataria, 2014.

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