jueves, 25 de septiembre de 2014

Aprovechando que tenía que salir del barrio para otras cosas, fui a ver la exposición Autorretratos de Alberto García-Alix, que acaba el domingo 28 y ya pensaba que no...
 
¿Cómo puede la expresión de lo que aparentemente es un profundo ombliguismo dar tantas claves de mí (entiéndanme: un mí que puede ser cualquiera)? Sólo hay una explicación: yo soy tú (o podría serlo). Y en la posibilidad está., siempre, la vida o lo que vamos a ser porque ya lo somos. Recuerdo una entrevista en la que Alberto García-Alix, hablando de sus fotografías eróticas -o pornográficas o...-, decía que, fuera como fuera la fotografía, él siempre acababa mirando a los ojos de la/el modelo... Y, ahora que lo escribo, creo que no fue en una entrevista sino que era el pie de foto que acompañaba a esta fotografía en una exposición que vi hace tiempo el Reina Sofía:
 

Elena, la mujer que enseña sus botas, 1997
 
 
Porque es esto lo que él quiere mostrar en un cuerpo desnudo: unos ojos:

 
 
Y son los ojos que miran tras la cámara los que se perciben en cada fotografía. Es él, pero no: es el dolor, el riesgo, el pasado, la solidaridad, el abandono, la violencia, el amor, la ausencia, el miedo, el exilio..
 
Podría estar horas leyendo sus ojos...
 
 
Tenemos algo en común. Autorretrato, 1997
 
Copio el principio del guion de De donde no se vuelve:
 
[Voz de Alberto García-Alix]:
La fotografía tiene en sí algo de infernal; quiero decir, de donde no se vuelve.
Cogidos de su mano pasamos al otro lado de la vida.
y allí, atrapados en su mundo de luces y sombras, siendo sólo presencia también vivimos.
Inmutables,
olvidadas las penas, redimidos nuestros pecados.
Por fin domesticados; congelados.
Al otro lado de la vida. De donde no se vuelve.
 
 
Autorretrato con la mujer que quiero, 1984

 
[Voz de Alberto García-Alix]:
Las calles de la ciudad donde vivo, sus personajes más desquiciados...
Yo soy uno de ellos, bajo la luz de las tapias.
Bajo la luz de las tapias
todo lo bueno y lo malo.
Bajo la luz de las tapias
todos nosotros obcecados en salir adelante.
Tercos como mulas... Nosotros.
Bajo la luz de las tapias.
El abismo de las emociones. El eterno penar.
La misma canción.
El insondable corazón.
El apretado rencor del tiempo.
Bajo la luz de las tapias... Bajo la luz de las tapias.
La lujuria. Los eternos deseos de siempre.
Las pavorosas pesadillas.
Los brillos de la luna.
Los silencios.
Los ruidos.
Bajo la luz de las tapias, voces que salen del alma y gritos, sí, los gritos de los ofendidos...
Y además alegres palmas.
 

Los malheridos, 1988

 
Los textos aparecen en Moriremos mirando (Alberto García-Alix, Madrid, La Fábrica, 2008)
 
Y, en fin, lo inevitable:
 

Autorretrato con chaleco, 1989

Y aquel día en el que yo pasaba por Chueca y escuché, inconfundible, el ronquido de una Harley y, al girarme... vi su casco pequeño, que ni siquiera era casco, amarillo, inseguro...

[...] No soy capaz de inventar. No tengo nada que contar que no sea yo mismo. Necesito estar de cuerpo presente, fotografiar mi entorno inmediato, lo que puedo tocar, lo que encuentro delante. Si no hay encuentro no hay nada. La magia de la vida es el encuentro. Una de las grandes lecciones que debe aprender un fotógrafo es la de prescindir de todo aquello que distrae la atención. Cuando doy clases de fotografía, lo primero que trato de enseñar es a quitar lo que sobra. En cuanto a lo que falta... ¡Ah, ése es otro cantar! La fotografía siempre debe tener misterio. El misterio de la propia vida, de la próxima curva.
 
"La cocina, el cuarto de juguetes, la cámara de tortura" en Moriremos mirando


Fotografía de Ángel González (fuente: La Nueva España)
 
 

1 comentario:

  1. El mejor retratista de este país. Es un fotógrafo de la mirada y de la cruda realidad. Esta exposición se me ha pasado, pero la que trataba de "La movida" en la sala del Canal en Plaza Castilla fue impresionante.

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