«―¿Reconocéis que envenenasteis a ***?
―Ni por asomo ―respondió Tyrion―. De la muerte de *** soy
inocente. Soy culpable de un crimen mucho más horrendo. ―Dio un paso hacia su
padre―. Nací. Sobreviví. Soy culpable de ser un enano, lo confieso. Y por
muchas veces que me haya perdonado mi bondadoso padre, siempre he persistido en
mi infamia.
―Esto es absurdo, Tyrion ―declaró lord Tywin―. Habla del
asunto que nos ocupa. No se te está juzgando por ser enano.
―Ahí es donde te equivocas, mi señor. Se me ha estado
juzgando por ser enano toda mi vida.
―¿No tienes nada que decir en tu defensa?
―Sólo una cosa: Yo no lo hice. Pero ahora me gustaría
haberlo hecho. ―Se volvió para enfrentarse a la sala, a aquel mar de caras
pálidas―. Me gustaría tener veneno suficiente para todos vosotros. Hacéis que
lamente nos ser el monstruo que creéis que soy, pero así es. Soy inocente y sé
que aquí no voy a conseguir justicia.»
«¿Creías que me dejaría matar como un borrego, padre? […] Me
parezco demasiado a ti para eso.»
No hay comentarios:
Publicar un comentario