«Ya no existe seguridad en la tierra: este sentimiento básico se
refleja necesariamente, desde el punto de vista de Montaigne, en lo espiritual,
y por eso hay que tratar de encontrarla fuera de este mundo, fuera de la patria
y fuera de la época, negarse a formar parte del coro vocinglero de los posesos
y los asesinos, crear la propia patria, el propio mundo»
«En tales épocas, en las que los nobles valores de la vida, todo
lo que da sentido a nuestra existencia, la legitima y la hace más pura y bella,
nuestra paz, nuestra independencia, nuestro derecho innato, todo esto es
víctima de la locura de una docena de fanáticos y de ideologías, en tales
épocas todos los problemas del hombre que no quiere perder su humanidad,
sacrificada a la época, convergen en uno solo: ¿cómo mantenerme libre? […]
¿Cómo sustraerme a las exigencias que el Estado o la Iglesia o la política me
quieren imponer contra mi voluntad? […]»
Stefan Zweig, Montaigne (traducción J. Fontcuberta,
prefacio J. Bayod Brau, edición Knut Beck), Barcelona, El acantilado, 2008
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