domingo, 25 de mayo de 2014


«Ya no existe seguridad en la tierra: este sentimiento básico se refleja necesariamente, desde el punto de vista de Montaigne, en lo espiritual, y por eso hay que tratar de encontrarla fuera de este mundo, fuera de la patria y fuera de la época, negarse a formar parte del coro vocinglero de los posesos y los asesinos, crear la propia patria, el propio mundo»
     
«En tales épocas, en las que los nobles valores de la vida, todo lo que da sentido a nuestra existencia, la legitima y la hace más pura y bella, nuestra paz, nuestra independencia, nuestro derecho innato, todo esto es víctima de la locura de una docena de fanáticos y de ideologías, en tales épocas todos los problemas del hombre que no quiere perder su humanidad, sacrificada a la época, convergen en uno solo: ¿cómo mantenerme libre? […] ¿Cómo sustraerme a las exigencias que el Estado o la Iglesia o la política me quieren imponer contra mi voluntad? […]»
                       
Stefan Zweig, Montaigne (traducción J. Fontcuberta, prefacio J. Bayod Brau, edición Knut Beck), Barcelona, El acantilado, 2008

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