domingo, 25 de mayo de 2014

Ya he explicado alguna vez en este blog que yo soy del Atleti por cuestiones de afecto. Pasé mucho tiempo en mi infancia junto a una mujer atlética que me inoculó el virus. La señora Carmen, la alicantina. También, por cuestiones de barrio y... por elección personal. ¿Recuerdan ese momento de El nombre de la rosa -película, no he comprobado que esté en el libro, aunque supongo que sí- en el que Guillermo de Baskerville, ante la desesperación de sus hermanos, defiende su teoría de la pobreza de la Iglesia? Dice: Tengo razón.

Pues eso.

Claro que me hubiera gustado que hoy el Atleti se llevara la copa. Más que nada, me hubiera parecido justo y acorde con una temporada en la que el equipo no ha bajado en exigencia, juego ni resultados (aquí). No ha podido ser (pero una nunca dejará de preguntarse de dónde esos cinco minutos de descuento...)

La señora Carmen era analfabeta y estuvo ciega durante un tiempo (las cataratas, entonces, no eran tan fácilmente operables como hoy). Su marido, el señor Pedro, estaba operado de cáncer de garganta. Fue la primera traqueotomía de la que supe... 

Pero jamás la vi triste. Lo estaría, seguro que lo estaría (razones le sobraban), pero tenía el puro coraje de vida (y de alegría) que lleva a cierta gente a defender incluso su derrota. Porque sabe que no es una condición, sino una circunstancia. Esa derrota es ella, y es su responsabilidad luchar por sacudírsela de encima. Y en esa lucha está nuestra victoria. También perdimos la guerra. Y llevamos años perdiendo la lucha contra el capitalismo. Pero, sabiéndolo, nunca dejaremos de plantarle cara. Lo dijo Bolaño respecto a la literatura (otra derrotada...):

La literatura se parece mucho a la pelea de los samuráis, pero un samurái no pelea contra otro samurái: pelea contra un monstruo. Generalmente sabe, además, que va a ser derrotado. Tener el valor, sabiendo previamente que vas a ser derrotado, y salir a pelear: eso es la literatura.

Por eso, cuando bajó a segunda ahí siguió la afición. Por eso llevan a los jugadores en volandas en el Calderón. Es la lucha y la solidaridad de un tipo de personas. No somos únicos, claro que no (ahí está el Rayo, el Getafe, el Alcorcón, cuyas aficiones son incombustibles). 

Pero, para mí, son los más queridos.

No admito esa idea que se ha forjado de un Atleti en perpetua derrota. Precisamente, este año ha demostrado que sabe y puede ganar. Y a los aficionados nos ha regalado momentos de intensa alegría. Por si a alguien se le ha olvidado, mañana amanece y seguimos...

Hoy, el Atleti podía haber atacado más, podía no haberse quedado atrás. Supongo que tanto a nivel técnico como personal juegan muchos factores y hay que reconocer que el Real Madrid es un gran equipo. Aunque a mí no me guste su soberbia ni los ataques ni descalificaciones de muchos de sus aficionados...

Pero nadie me va a convencer de que lo de hoy ha sido justo.

Tal vez por eso se hable de justicia poética, tan alejada de la real... Este equipo se merecía ganar, en primer lugar, por ser un equipo. En segundo, porque han mostrado durante toda la temporada, tanto en Liga como en Champions, fuerza, coraje, corazón, ganas... 

En resumidas cuentas, que hoy, más que nunca: ¡Aúpa Atleti!

Porque tenemos razón.

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