Siempre me prometo a mí misma no volver a discutir, pero se me sube la sangre a la cara y... Menos mal que luego llego a casa y me meto chutes de lo más necesario, de lo que no tiene nombre, son gritos en el cielo y en la tierra son actos...
Y, de nuevo, me prometo no gastar palabras ni emociones con ningún fascista.
Porque, como con el asunto de Atleti, tenemos razón.
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