martes, 21 de enero de 2014

«Nombrar el mundo. Hacerlo con ternura. Ayudar a que un niño descubra los objetos, sus aristas, la plétora de lo vivo.
     ¿Cómo se amaban las familias hace dos mil años? ¿Hay documentos que nos hablen de ese amor, el que se comparte durante la comida, en el descubrimiento del entorno, con los primeros ritos, en la comunión con los animales? ¿Cómo ama un carpintero a sus hijos? ¿Y una madre primeriza, joven, bella sin duda por lo que tres viajeros llegados de Libia insinuaron con su deseo? ¿Por qué nadie menciona los juguetes de Jesús?
     Hay que hacerlo. Tenemos que regalarle una infancia a este niño. Cómo, si no, alguien podrá un día creer en él. De qué hablan esos amanuenses, qué palabras vacías pronuncian, si ninguno mencionó jamás cómo le dolían los dientes, de qué color eran sus deposiciones, quién le hizo su primer rasguño.
     Infancia y vida oculta. ¿Por qué, embaucadores?»
      
Ricardo Menéndez Salmón, Niños en el tiempo, Barcelona, Seix Barral, 2013
Infancia y vida oculta son los términos que utilizan algunos evangelistas para referirse a la infancia de Jesús, cuando todavía no había tomado conciencia de su destino…

No hay comentarios:

Publicar un comentario