«Escribir acerca de unos mismo equivale a escribir
acerca de los otros, dado que vuestros problemas, dolores, placeres y emociones
(y vuestras ideas extraordinarias o notables) no pueden ser únicamente
vuestros. La forma de tratar el problema de la “subjetividad”, ese chocante
asunto de estar preocupado por el pequeño individuo, que al mismo tiempo queda
cogido en tal explosión de teribles y maravillosas posibilidades, es verlo
como un microcosmos y, de esa manera, romper a través de lo personal, de lo
subjetivo, convirtiendo lo personal en general, como en verdad siempre hace la
vida transformando en algo mucho más amplio una experiencia privada, o así lo
cree uno cuando es aún niño: “me estoy enamorando”, “siento esta o aquella
emoción” o “estoy pensando tal o cual cosa”… Creer, en definitiva, no es más
que comprender que todo el mundo comparte la única e increíble experiencia
propia.»
«Solamente hay una manera de leer, que es huronear
en bibliotecas y librerías, tomar libros que llamen la atención, leyendo
solamente ésos, echándolos a un lado cuando aburren, saltándose las partes
pesadas y nunca, absolutamente nunca, leer algo por sentido del deber o porque
forme parte de una moda o de un movimiento. Recuerde que el libro que le aburre
cuando tiene veinte o treinta años, le abrirá perspectivas cuando llegue a los
cuarenta o a los cincuenta años, o viceversa. No lea un libro que no sea para
usted el momento oportuno. Recuerde que ante todo los libros que se han
impreso, hay tantos o más que nunca se han publicado o que nunca han sido
escritos, incluso ahora, en esta época de reverencia al papel impreso [el
Prefacio a El cuaderno dorado es de
1971]. La historia, e incluso la ética social, se enseñan por medio de
historias, y la gente a la cual se ha condicionado para que piense sólo en
términos de lo que está escrito ─y desgraciadamente todos los productos de
nuestro sistema educativo no pueden hacer otra cosa─ pierden lo que tienen ante
la vista.»
Doris Leesing, «Prefacio» a El cuaderno dorado (traducción de Helena Valentí), Madrid, Punto de
lectura, 2007
«¿Sabes lo que realmente
quiere la gente? Todo el mundo quiero decir. Todo el mundo está pensando:
desearía que hubiera sólo una persona con la que realmente pudiera hablar, que
me entendiera, que fuera amable conmigo. Eso es lo que la gente quiere
realmente, si dicen la verdad.»
Doris Leesing, El
cuaderno dorado (traducción de Helena Valentí), Madrid, Punto de lectura, 2007
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