martes, 12 de noviembre de 2013

Tarambaneo (casi) nocturno

Dándole vueltas a la expresión merecer la pena y considerando la conveniencia de eliminarla de mi vocabulario...
                 
Tiene la expresión cierta perversa doble significación que no me mola nada: por un lado, la que es de uso más extendido y común, la que casi a diario utilizamos todos: tal cosa no merece la pena; no te preocupes, no merece la pena; merece la pena sacrificar un día para conseguirlo; merece la pena el esfuerzo... Es decir, cuando expresamos que algo o alguien es digno (o no) de los trabajos y desvelos que pongamos en conseguirlo y/o conservarlo.
         
Pero... merecer la pena también puede significar que algo o alguien se ha ganado la tristeza.
 
No mola ni un pelo esta última...
                          
Poema de Mario Benedetti musicado por Joan Manuel Serrat, Defensa de la alegría (en El sur también existe):
                   

No hay comentarios:

Publicar un comentario