domingo, 20 de octubre de 2013

Hoy he visto una ola de hace cincuenta años
brillando en el discurso sonámbulo del mar.
         
Allí donde el reflejo de la luna se impone
a la oscura mecánica de los malos recuerdos
con su ilusión incólume, he visto que una ola
deshacía las algas que ahogaban a un muñeco,
esas cosas que el mar nunca arroja a la orilla.
    
Como salir de un túnel, de una gruta cegada
por mis propios despojos, y presentir que el sueño
del amor se renueva para morir conmigo,
como la última fuga de un cangrejo ermitaño.
          
Hoy he visto una ola de hace cincuenta años
defendiendo mi nombre del sepulcro del mar,
proponiendo el bautismo para un deseo eterno.
                
Pelayo Fueyo, «Un viejo mira el mar», La herencia del silencio, Valencia, Pre-textos, 2003

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