sábado, 6 de julio de 2013

Leyendo


Mayo de 1949

¡Por una Estonia libre!

Tengo que intentar escribir cuatro palabras para no volverme loco y caer en la depresión. Esconderé mi libreta aquí debajo del suelo del cuartucho, para que nadie la encuentre, aunque me descubran a mí. Ésta no es vida para un hombre. Una persona necesita a otra, a alguien con quien hablar. Intento hacer abdominales, mover los músculos, pero ya no soy un hombre, sino un cadáver. Un hombre hace las tareas de su casa, pero en mi casa trabaja la mujer, y eso es una vergüenza para el hombre.
     Liide no para de insinuárseme. ¿Por qué no me deja en paz? Apesta a cebolla.
     ¿Por qué tardan tanto los ingleses? ¿Dónde están los americanos? Todo pende de un hilo y ya no hay nada seguro.
     ¿Dónde están mis chicas, Linda e Ingel? La nostalgia es más fuerte de lo que puedo soportar.

Hans Pekk,
hijo de Aerik,
campesino de Estonia
                    
Sofi Oksanen, Purga (traducción del finlandés de Tuula Marjatta Ahola Rissanen y Tomás González Ahola), Barcelona, Salamandra, 2011

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