Hay dos poetas españoles que, en mi opinión, llegaron a conocer profundamente el carácter español (si es que eso existe...): don Antonio Machado y Luis Cernuda. Conocer y expresar, analizar la situación histórica y darle forma en verso...
Los que visitan este cuadernín ya saben que Cernuda es mi campamento-base, el poeta al que acudo para que, en forma de oráculo, me acompañe en la siguiente inspiración -de inspirar, no de inspirarse...-.
Ando estos días (aunque... ¿desde cuándo, cuántos días llevo ya? ¿Cuándo los días se me hicieron años, siglos, eternidad?) preguntándome hasta dónde es capaz de aguantar este pueblo mío. Con esta sensación de que democracia es lo mismo que recreo, con esta idea de que los amos nos han dejado unos minutos de esparcimiento y ahora, de nuevo y con mayor intensidad, ha vuelto ha sonar el timbre de finalización del recreo...
Atención a este poema, sobre todo en su penúltima estrofa. En algún momento de mi paso por las aulas de la facultad, anoté encima de mercaderes, Francia, Inglaterra; y, encima de histriones, Italia, Alemania. Al margen, y refiriéndose a continente, escribí: Europa.
Y por sobre todo, con la grandeza de la grandeza, Cernuda: Sin con dolor el alma se ha templado, es invencible; / Pero, como el amor, debe el dolor ser mudo: / No lo digáis, sufridlo en esperanza. Así este pueblo iluso / Agonizará antes, presa ya de la muerte, / Y vedle luego abierto, rosa eterna en los mares.
Soñábamos
algunos cuando niños, caídos
En una vasta
hora de ocio solitario
Bajo la
lámpara, ante las estampas de un libro,
Con la
revolución. Y vimos su ala fúlgida
Plegar como
una mies los cuerpos poderosos.
Jóvenes
luego, el sueño quedó lejos
De un mundo
donde desorden e injusticia,
Hinchando
oscuramente las ávidas ciudades,
Se alzaban
hasta el aire absorto de los campos.
Y en la
revolución pensábamos: un mar
Cuya ira
azul tragase tanta fría miseria.
El hombre es
una nube de la que el sueño es viento.
¿Quién podrá
al pensamiento separarlo del sueño?
Sabedlo bien
vosotros, los que envidiéis mañana
En la calma
este soplo de muerte que nos lleva
Pisando
entre ruinas un fango con rocío de sangre.
Un
continente de mercaderes y de histriones,
Al acecho de
este loco país, está esperando
Que vencido
se hunda, solo ante su destino,
Para
arrancar jirones de su esplendor antiguo.
Le alienta
únicamente su propia gran historia dolorida.
Si con dolor
el alma se ha templado, es invencible;
Pero, como
el amor, debe el dolor ser mudo:
No lo
digáis, sufridlo en esperanza. Así este pueblo iluso
Agonizará
antes, presa ya de la muerte,
Y vedle
luego abierto, rosa eterna en los mares.
Luis Cernuda, «Lamento y
esperanza», Las nubes (1937-1940)
me gusta Alicia,, como siempre la poesía sigue siendo fiel reflejo de un pueblo y de un carácter como tu dices,, y por desgracia sigue siendo de actualidad..
ResponderEliminarOjalá que este nuestro carácter pudiera ser transformado y cambiado para que este lamento y esperanza se transformen en Lucha y realidad,,,,,besos
Se me olvidó firmarlo,, soy tu amiguita Mari de Tremao,, me gusta la poesía y estoy de acuerdo con tu introducción.. besinos
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