jueves, 23 de agosto de 2012

Mata los fantasmas.
No imagines desgracias.
Ya lo ves, todavía
no nos han fusilado.
No podemos quejarnos.

No fabriques tormentas.
No me pidas más cuentas.
Ya lo ves, todavía
hay niños en la calle
que se ríen de balde.

No han tirado la bomba
mayúscula y redonda.
Ya lo ves, todavía
podemos ser, seremos
y nos defenderemos.

El sol sale; la brisa
pasea su alegría.
Ya lo ves, todavía.
Canta, pequeña mía.
No tienes otra vida.

¡Todavía! Y te duermes
flotando, como en ciernes.
Ya lo ves, todavía.
Con tu sonrisa inerme,
para nada, en tu siempre.

Ausente, eres lo bello.
Mas despierto yo pienso,
todavía, sí, todavía,
las mentiras que digo
con rubor, como un niño.

Gabriel Celaya, «Cuando a mi amor», De claro en claro, Madrid, Turner, 1977

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